¡Hola a todos desde Galway!

Here, everything is going… ¡Uy!, perdón, es que ya somos casi bilingües… jejeje…

Todo va genial por aquí. Parece mentira pero ya se acerca el final del viaje, se nos está pasando rapidísimo. La verdad es que no tenemos tiempo de aburrirnos, entre las clases, las actividades y el estar con los amigos y las familias, se nos está pasando volado. Ya hemos hecho los simulacros de examen y estamos bastante contentos. ¡En nada empezamos con los de verdad!

Con respecto al tiempo, vamos alternando días typical Spanish y typical Irish. Un día hace solazo y otro llueve. Pero eso sí, dormimos tapados todos los días y se agradece pasar el verano así. Será duro volver a España a pasar calor.

Nos estamos acostumbrando a los guisantes de guarnición, las patatas cocidas y al bus de dos pisos. A ver si en España ponen también esos buses.

Estos últimos días aquí han sido un tanto diferentes a los anteriores porque ya estamos adaptados al ambiente, a las familias, a la rutina, y todo va mucho más rodado. El miércoles tuvimos una fiesta internacional donde cada país aportaba una muestra de su gastronomía típica. Comimos comida de México, de Suiza, de Korea, de Taiwan, de Arabia Saudí, etc.Y después de eso, bailamos un rato con éxitos universales como La Macarena.

Este fin de semana, el sábado concretamente, fuimos a las Aran Islands. Cogimos un bus hasta el ferry y luego, en barco, llegamos a la isla. Sería complicado llegar de otra forma. Allí cogimos unas bicis y nos dimos un paseo por la isla para pasar el día. Fue muy divertido ir de aquí para allá libremente viendo el paisaje ¡y las focas! Después, algunos se tomaron un chocolate caliente, muy adecuado para el verano irlandés.

Al día siguiente fuimos al crucero por el Corrib riverLlovía, era soportable. Fue un viajecito muy tranquilo, que contrastó con la navegación a mar abierto del día anterior. Remontamos el río Corrib hasta el lago con el mismo nombre, el segundo más grande de Irlanda. La verdad es que es una perspectiva muy curiosa ver el paisaje desde el agua, te da una visión muy interesante. Mientras íbamos por el río, de aproximadamente 20 o 30 metros de ancho, veíamos las colinas y campos que hay en la ribera, pero al llegar al lago, el horizonte se abrió en 360 grados. El otro lado se perdía de vista y sólo se oía el ruido del motor del barco. Subíamos a la cubierta cuando la lluvia daba tregua y la verdad es que la sensación era muy buena.Y a tenemos la vista puesta en lo que os vamos a llevar de regalo. Hay un montón de cosas aquí, ¡no nos decidimos! Pero tranquilos, algo caerá. Y nada, eso viene siendo todo. Una vez más, si se nos olvida algo, os lo contaremos a la vuelta. ¡Os echamos de menos!

¡Un abrazo fuerte desde Galway!

Todos.

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